
Carlos Alcaraz y Alejandro Davidovich, en un fotomontaje. REUTERS
Alcaraz-Davidovich, el intenso cara a cara que asegura un finalista español en el Masters 1.000 de Montecarlo
Desde que Rafa Nadal se adjudicara el trofeo en 2018, ningún tenista nacional ha sido capaz de volver a levantar este entorchado.
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En busca del rastro que dejó Rafa Nadal. El Masters 1.000 de Montecarlo fue durante muchísimo tiempo territorio del tenista balear en su época de esplendor. Allí dominó con puño de hierro y sumó la friolera de once títulos. Sin embargo, desde su último triunfo en 2018 ningún tenista español ha sido capaz de recoger el testigo.
Quizás la edición de este 2025 sea el momento perfecto para romper esa sequía de tantos años en Mónaco. El duelo entre Alejandro Davidovich y Carlos Alcaraz en las semifinales del torneo asegura, por lo menos, un finalista español este domingo en la pista central, así que sólo quedaría un último paso.
Todo un experto en levantar títulos como el murciano, frente a un tenista de garra y fiereza que busca el que sería su primer entorchado ATP. Por el otro lado del cuadro, el australiano Alex de Miñaur y el italiano Lorenzo Musetti se disputarán el otro puesto que todavía está libre en la final.
The moment @carlosalcaraz defeated Fils to book his FIRST #RolexMonteCarloMasters semi-final 👏#RolexMonteCarloMasters pic.twitter.com/t0Yh3YsLq6
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Alcaraz, el favorito
Está claro que el favoritismo en esta pequeña guerra civil de semifinales recae del lado de Carlos Alcaraz. El murciano está más habituado a este tipo de citas y por supuesto domina la tierra batida. No en vano, dentro de unas semanas defenderá el título de Roland Garros.
Sin embargo, ni mucho menos es un jugador inquebrantable. Esta temporada Alcaraz sigue combinando actuaciones estelares como cuando ganó el ATP de Róterdam, con petardazos inesperados como cuando se despidió en la primera ronda del Masters 1.000 de Miami.

Carlos Alcaraz celebra un punto contra FIls. REUTERS
Su participación en Montecarlo está siendo en cierto modo también eso, una especie de montaña rusa en la que mezcla momentos brillantes con otros de zozobra donde surgen las dudas.
En dos de sus tres partidos hasta estas semifinales Alcaraz ha pasado momentos de apuro. En su debut contra Cerúndolo tuvo que remontar después de perder la primera manga, y en su último encuentro de cuartos de final se vio obligado a levantar tres bolas de break que podrían haber supuesto la derrota contra Fils.
"Por mi salud y la de mi equipo es importante que juegue mis mejores puntos un poco antes. Mi equipo y mi padre me decían que les iba a dar un infarto si seguía así. Los campeones encuentran el nivel cuando lo necesitan", llegó a bromear el murciano, a quien no se le borra la sonrisa de la boca ni en los momentos más difíciles.
Davidovich, a por la sorpresa
Quien suele tener habitualmente un rictus más serio es Alejandro Davidovich. El número 42 del mundo ha sorprendido en Montecarlo con un nivel excelso de tenis y se ha ganado por méritos propios el derecho a soñar con el que sería su primer título ATP en su carrera deportiva.
El camino del andaluz hasta las semifinales no ha sido precisamente un paseo en cuanto a rivales se refiere. Primero eliminó a Ben Shelton y después al argentino Etcheverry, pero sus dos últimos encuentros han sido ante contrincantes de altura.
The moment @alexdavidovich1 defeated Popyrin to secure his 8th tour-level semi-final 💪#RolexMonteCarloMasters pic.twitter.com/lARnFlJRWr
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Davidovich dejó en la cuneta a Jack Draper, número 6 del mundo y reciente ganador del Masters 1.000 de Miami, mientras que su última víctima fue el australiano Popyrin, al que no dio la más mínima oportunidad.
El español llega absolutamente lanzado a estas semifinales de Montecarlo. "He mejorado como persona, he madurado. Cuando puedes controlar las cosas de fuera de la cancha es más fácil controlar las emociones dentro de ella. Ha quedado demostrado el progreso que estoy logrando este año", dijo Davidovich tras su último triunfo.
El partido promete emociones fuertes entre dos jugadores muy intensos. Un duelo, eso sí, que asegura que al menos habrá un tenista español en la final.